Seguidores

sábado, 21 de enero de 2012

Hoc volo, sic iubeo, sit pro ratione voluntas

0 comentarios
Me desperté agitada, húmeda, con la mano entre mis piernas, ni siquiera estaba realmente despierta, tenía aun el sueño en mi mente...debía de haber sido placentero, puesto que me encuentro realmente empapada, sigo tocándome, frotando mi clítoris, jugando con los dedos entre mis piernas, y acariciando mi pechos, rozando mis pezones, pensando que estas a mi lado , esperando que realmente estes observadome, y anhelando que te unas a mi, y seas tu quien recorra mi cuerpo, lamiéndome los dedos entre mis piernas...con esa  imagen en mi mente, termino riendo en un orgasmo, y me levanto tras remolonear entre las sabanas...directa a la ducha.
Salí de casa con las chinas puestas, sintiéndolas a cada instante, pensando en ti, y robando algún momento para ir a los lavabos y respirar agusto, relajándome con pequeños orgasmos a tu salud, sin que un rubor sospechoso me acompañase todo el día.
Habíamos hablado por la noche, querías que me tocase para ti, cuando llegue a casa había dejado preparados varios juguetes, enormes, los cogí, y te imagine allí, no pude esperarte, comencé a masturbarme, te imaginaba a ti, obligandome a jugar con ellos, yo a 4 patas delante de ti, tu sentado, observandome y dando ordenes de como querías que lo hiciese, y yo como siempre retandote y haciéndolo como me venía en gana...ganandome tus castigos.
Frote los juguetes contra mi coño empapado, te imaginaba, y casi podía sentir tu mirada sobre mi, me excitaba aun más, e introduje el juguete dentro de mi, imaginaba tu polla dura para mí, movía rápido el vibrador dentro de mi, olvidando que si fueses tu, me harías esperar, y me obligarías a introducirlo despacio, observandome, solo por hacerme sufrir, me hice casi daño, era demasiado grande, y me dolía, mordí mis labios hasta que me acomodé a ello, y seguí jugando...
Escuche la puerta, llegabas, te oí ir tirando tus cosas según avanzabas, para quedarte en el vano de la puerta mirándome, te apoyaste en un lateral, y te escuche relamerte, me hiciste un gesto simple con la mano para que siguiese jugando.
Casi me puse nerviosa al verte allí plantado, estabas ya empalmado, de verdad que me costaba verdaderos esfuerzos no lanzarme a ti, y empalarme sin previos. Sin embargo, introduje el vibrador hasta el fondo, y me dispuse a meter en mi boca algo mas pequeño, de cristal, lo lamí mirándote, se que te pierde, y que te ponía a prueba, te agarraste al marco de la puerta, me di la vuelta,a cuatro patas, y metí mi juguetito de cristal despacio...lo deje allí, metido en mi culo completamente...y seguí jugando con el vibrador, me notaba llena, y el vibrador hacía que el cristal también hiciese juego, no tardaría demasiado en correrme...
Cuando la risa inunda mi boca, te acercas a mi, me sujetas la nuca contra la cama, y pasas tus dedos por mis muslos chorreantes, llevándolos a tu boca, y llevándolos a la mía, retiras el vibrador, y me haces lamerlo, sin soltarme, tu pantalón ya esta en el suelo, junto a tus gallumbos, aprietas el juquetillo en mi culo, y sin mediar palabra metes tu polla dentro de mi, follándome muy fuerte,aun sentía las palpitaciones del orgasmo, y enseguida comienzan a temblarme las piernas haciendo que me corra de nuevo, aun así no paras,bajas un poco el ritmo, follándome profunda pero lentamente, te encanta sentir como te aprisiono en mis sacudidas, besas mi espalda casi demasiado dulce, recorres mis nalgas con tus dedos, despacio, acariciándome, estas siendo demasiado delicado, y me hace temerte...me agarras fuerte por las caderas, y te hundes hasta el fondo de mi, de golpe, muy fuerte, comienzas esas embestidas brutas, casi me haces gritar de placer, mientras muerdo mis labios por el dolor, se donde piensas derramarte, coges y tiras el cristal en la cama, metes tus dedos, y en la próxima embestida, te has hundido en mi culo haciendome gritar de verdad, te quedas quieto, tiras de mi pelo hacia ti, acariciándome la cara, ( tranquila, no tardaré), empiezas a follármelo, con cuidado, tu mano acaricia mi clítoris, presionando y acopañando el movimiento, hasta que consigues que me relaje , y ahogue una risa...cuando tu te derramas en mi interior, quedando tumbado en mi espalda, me derrumbo contigo sobre mi...

Ei incumbit probatio qui dicit, non qui negat

sábado, 14 de enero de 2012

A limine

0 comentarios
Intercambiamos varias miradas durante toda la noche. Algunas duraron segundos. Otras, lo que parecieron minutos. Pero todas las miradas decían lo mismo. Te voy a comer. Cuando por fin me decidí a acercarme, en tu boca se dibujó una sonrisa de satisfacción. Habías conseguido lo que querías. No hicieron falta palabras, mi lengua se metió en tu boca con tanta ansiedad que no pudiste evitar lanzar tus uñas a mi costado. En aquel mismo instante supe que esa noche te tendría sudando en mi cama.
Me moría de ganas de tenerte entre mis sabanas, te deleitarías conmigo abierta de piernas, gimiendo mientras mis dientes se aferraban a los músculos de tu cuello como si me fuera la vida en ello. Pero mis piercings te ponían demasiado cachondo como para detenerte Así que seguí allí besándote, en medio de la sala, lamiendo cada poro de tu lengua y de tu boca mientras por tus gestos podía leer tus pensamientos. Si podía hacer eso con tu boca, qué no podría hacer con tu polla. Ese pensamiento te puso tan cachondo que dejaste escapar un gemido. Un gemido que me excitó tanto, que no pude evitar llevar mis manos a tu pantalón e intentar introducir mis dedos en el interior de tu ropa...
“Vamos al baño”, me dijiste. No quería perder el tiempo, te agarré de la muñeca y tiré de ti hacía la calle. No tuvimos que caminar mucho para encontrar un taxi, pero de lo poco que andamos, pude notar cómo tu  polla estaba tan dura, que posiblemente te doliese en el pantalón. Una fuente de placer se hacía notar entre mis piernas...
No pudiste aguantar a que abriese la puerta. De todas formas yo no acertaba con las llaves. Es difícil abrir una puerta cuando tienes dos manos metidas en tus pantalones, agarrando tu polla con fuerza. Me dejé llevar. Levantaste la falda, te fue sencillo. Bajarte las bragas hasta los tobillos tampoco fue complicado. Pero lo que más fácil te resulto fue penetrarme desde atrás mientras me agarrabas del brazo y lo colocabas a mi espalda. Chorreaba tanto y la tenías tan dura, que sin esfuerzo alguno te introdujiste hasta el fondo, haciendome notarte en lo mas profundo. Deje escapar un gritito que ahogaba entre gemidos. En aquel momento pensé que  me habías intentado partir en dos. Aspire hondo y me separe para que volvieses a embestirme, esta vez con más fuerza aún. Cogimos un ritmo de placer infinito, mi pelo se movía al ritmo de tus embestidas. No es que eso te molestase, pero note como lo recogías y estirabas de mi cabeza hacia atrás mientras embestías con tu polla aún más fuerte. Me sentía utilizada un poco asustada, pero estabas dándome tanto placer, que los quejidos se mezclaban con los gemidos.
Sacaste tu polla y te agachaste para lamer todo el flujo que había creado la fricción. Absorbíste mi clítoris y metiste la lengua por mi coño, estudiando cada rincón, me volvías loca con el cambio de tacto. Cuando te levantaste, lamí tu polla, saboreándola, mirándote con deseo, y verme de aquella manera, te hizo palpitar aun más, y tu polla se endurecía a cada palpito, note en tu mirada que acababas de empezar, no ibas a dejar que eso quedase así.
Conseguí abrir la puerta, a la primera. No nos entretuvimos por el camino. Arranqué las prendas a medio desvestir y las tiré a un rincón. No me quitaste ni las medias ni las botas. Te gusta sentir la textura de ambos en tus manos mientras devoras mi cuerpo. Me empujaste contra la cama,  te lazaste sobre mi  y juntaste mis tetas con las dos manos. Chupeteabas  mis pezones  con ansiedad y deslizaste tu mano hacia mi clítoris. Seguía húmedo, húmedo sería un eufemismo, estaba chorreando por ti.Metiste dos dedos y seguiste lamiendo mis pezones al ritmo de mis gemidos. Cuando tu polla estaba a reventar, te colocaste sobre mi cara, me cogiste por el cuello y me obligaste  a metérmela entera, hasta la garganta. Cerré los labios sobre ella, y me follaste la boca hasta que aparte la cabeza. Entonces me deslicé hasta tu entrepierna, y continué con el mismo ritmo. Los gemidos se hacían más intensos, yo no había casi parado de reír desde que comenzó la noche, y aún habría muchas más. carcajadas. Después de unos minutos de constantes empujones que me llevaron al placer más absoluto, sucedió. Era intenso, imparable. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, desde la punta de mis pies hasta la cabeza. Cogí  tu mano y lleve tus dedos a mi boca. Ahogados mis gritos y mi risa por tus dedos al tiempo que sentías como tus piernas chorreaban con mi flujo. Me corrí en un orgasmo que pareció durar horas., con el río que tu habías buscado siempre. Me puso tan cachonda... que me pusiste a cuatro patas sobre la cama para observar como caía por mis piernas, y frotar tu polla contra mi.
Esta vez lamiste con cuidado, disfrutando de mi reciente orgasmo, aún quedaba placer en tu cuerpo.Seguías tocándote y frotándote contra mi mientras me lamías. Sin duda, ese era el placer más absoluto. Pero tú querías más.


Tendrías más.